Ya desde
1809 se venían observando pretensiones anexionistas por parte de Estados Unidos. El Virrey de la
Nueva España (aún México no era independiente) de aquel entonces inicia negociaciones con el gobierno de
Washington para precisar límites entre la frontera norte novohispana y Estados Unidos. De esta manera consideraba que se frenarían los ímpetus de este país. Las gestiones del ya frágil gobierno virreinal español (que en plena
guerra de la independencia española contra Francia iba perdiendo el control sobre sus colonias en América) concluyen con la firma del
Tratado Adams-Onís, por el que
España cede
Florida, ya ocupada por tropas estadounidenses; a cambio Estados Unidos se compromete a no hacer más exigencias territoriales (Francia también había vendido la Luisiana en 1803).
En
1821 México logra su independencia de
España. Dos años después (en
1823) el gobierno estadounidense reconoce a México como nación independiente y envía a
Joel Robert Poinsett como representante para firmar un tratado de amistad y comercio. Se firma un tratado de límites, pero el gobierno de Estados Unidos intenta anexionar
Texas en 1825 ofreciendo un millón de dólares por la compra del Estado. La propuesta se elevó a cinco millones dos años después, pero en ambos casos fue rechazada por México.
Hacia
1834 miles de colonos estadounidenses se habían establecido en
Tejas, (que formaba parte de México), con el permiso del gobierno mexicano;
Stephen F. Austin fue el principal promotor de llevar emigrantes anglosajones a Texas (también habían algunos colonos franceses de la Luisiana y de la Florida). Esta corriente fue alentada y apoyada también por
Andrew Jackson cuyo antiguo colaborador,
Samuel Houston, jugó un papel importante en el desenlace de esta invasión pacífica.
A los
mexicanos les parecía injusto que los colonos estadounidenses hubieran recibido tierras gratis en
Texas con unas condiciones que ellos consideraban generosas, mientras que a los colonos les resultaban injustas u onerosas: la prohibición de tener esclavos (era ilegal en México), la obligación convertirse en
católicos, y además, acostumbrados a
impuestos bajos y a una mayor libertad de comercio, cuando se terminó el período de importación libre que les había concedido el gobierno mexicano, se negaron a pagar tributos y apoyaron el
contrabando de productos mucho más baratos que traían
naves estadounidenses a través del Golfo de México. La subida al poder de Santa Anna, que estableció un régimen centralista y represivo y pretendió el desarme obligatorio de los colonos, empeoraría la situación más adelante.
Algunos prominentes generales como
Manuel Mier y Terán, que en aquel entonces era general comandante de los Estados Internos de Oriente, hicieron que el congreso de México en los tiempos en los que gobernó
Anastasio Bustamante aceptara una serie de propuestas entre las que figuraban las siguientes:
Que Texas fuera habitada por españoles mexicanos.
Establecer el comercio entre
Texas y
Veracruz, utilizando los puertos de
Galveston y
Veracruz.
Establecer Fortines entre
Texas y los
Estados Unidos.
Sin embargo, el proyecto nunca prosperó y las pocas medidas tomadas desaparecieron hacia 1832.
Mapa de
México en 1836.
Texas declaró su independencia de México en
1836 (en esa declaración sólo había un mexicano,
Lorenzo de Zavala, siendo todos los demás «texanos mexicanos rebeldes» originarios de varios y diversos estados de Estados Unidos). Tras sufrir varias derrotas (la más conocida fue la
batalla de El Álamo), los rebeldes vencieron finalmente a las tropas al mando de
Santa Anna en la
batalla de San Jacinto, capturando al presidente; este firmó en prisión el
Tratado de Velasco, en el que reconoce la independencia del nuevo estado y la frontera del río Bravo. México desconoció la validez del Tratado, la independencia de Texas y el nuevo límite fronterizo (el límite entre los estados de Tamaulipas y Texas era el
río Nueces). En los años siguientes se produjeron algunas incursiones militares de tropas mexicanas que llegaron a ocupar San Antonio, pero que acabaron replegándose en cada ocasión al sur de río Bravo.
En
1845 Texas ingresó como parte de
Estados Unidos con categoría de estado y ese evento desencadenó los sucesos que habrían de conducir a la guerra. Ese mismo año crecieron las tensiones entre los dos países sobre estos territorios cuando el gobierno de EE.UU. ofreció pagar la deuda mexicana a los colonos estadounidenses si México permitía que EE.UU. le comprara los territorios de Alta California y
Nuevo México. La propuesta fue rechazada por el gobierno mexicano. Se rompen las relaciones diplomáticas entre ambos países vecinos y se retira de
Washington el representante del gobierno mexicano,
Juan Nepomuceno Almonte.
Cartel con la Declaración del Pueblo de Tejas 1835
El envío de tropas por el presidente estadounidense
James K. Polk al territorio disputado en la frontera texana, entre el río Bravo y el río Nueces, acabó desembocando en el primer enfrentamiento entre tropas de ambos países, que se produjo el día 25 de abril de 1846 al norte del río Bravo, en el lugar llamado Rancho de Carricitos, cuando una patrulla estadounidense de 63 hombres, al mando del capitán
Seth Thornton que estaba en misión de exploración fue emboscada por fuerzas al mando del general
Anastasio Torrejón.
Este enfrentamiento le dio a
James Polk el motivo para pedir la declaración de guerra contra
México, el Congreso de Estados Unidos declaró la guerra a México el día 13 de mayo de 1846, lo que le permitiría conservar Texas y apropiarse de los codiciados territorios de la
Alta California y
Nuevo México como indemnización de guerra. Finalmente se terminaría el enfrentamiento armado y la invasión de casi todo el territorio mexicano con la firma del
Tratado de Guadalupe Hidalgo y la desocupación de la capital de México a partir del 2 de febrero de 1848.
Declaración de la guerra
El gobierno estadounidense hizo caso omiso de la opinión mexicana de que el límite de la frontera sur de Texas era el
río Nueces, y ordenó al general
Zachary Taylor establecer tropas entre los ríos Nueces y Bravo.
Para México se trataba de una ocupación de territorio perteneciente a
Nuevo Santander, territorio mexicano en esa época, que abarcaba lo que hoy es el Estado de
Tamaulipas y el territorio al norte del río Bravo (río Grande) hasta el río de las Nueces. El general
Pedro Ampudia envió al general Taylor una carta intimándole que deshiciera su
fuerte y se retirara hasta más allá del río Nueces. La carta fue ignorada, y las tropas estadounidenses avanzaron más al sur, hasta la desembocadura del río Bravo, donde comenzaron a construir el Fuerte Brown.
El primer choque armado se produjo el 24 de abril de 1846 en un lugar llamado Rancho
Carricitos, que se encuentra en Texas, al norte del
río Bravo y cerca del actual territorio mexicano de
Tamaulipas, cuando dos mil lanceros de la caballería mexicana capturaron una unidad de 63 dragones estadounidenses en misión de exploración.
Inmediatamente el presidente Polk solicitó al Congreso una declaración de guerra, iniciando su discurso con las famosas palabras: «Sangre estadounidense ha sido derramada en suelo estadounidense...» (El enfrentamiento se había producido en la zona de territorio que EE.UU. reclamaba como propio). El congreso de EE.UU. declaró la guerra el 13 de mayo de 1846. Los estadounidenses norteños y los
whigs (
republicanos) generalmente se opusieron a la guerra mientras que los
sureños esclavistas y los demócratas tendieron a otorgar su apoyo. Por su parte, el general Taylor inició las hostilidades aún sin haber recibido la noticia de la declaración de guerra formal entre los dos países y así presentó batalla a los mexicanos al mando de Arista en
Palo Alto y en la
Resaca de la Palma o Resaca de
Guerrero, el 8 y 9 de mayo.
México declaró la guerra diez días después, el 23 de mayo de 1846, enfrentando así una guerra para la que no estaba preparado ni económica, ni militarmente, teniendo un ejército que resultó no siempre equipado para el combate, y según el historiador
Vicente Riva Palacio, en su obra México a Través de los Siglos, citado por Humberto Mussachio: «sus jefes, más preocupados por obtener empleos bien remunerados y otros privilegios, principalmente
Santa Anna actuaron, con sus excepciones, impulsados por la cobardía y la traición».
[1]Batallas
Después de las declaraciones de guerra, las fuerzas estadounidenses invadieron territorio mexicano en diversos puntos. En el Pacífico, la fuerza naval al mando de
John D. Sloat fue enviada para ocupar
California y reclamarla para EE.UU. debido a preocupaciones de que
Gran Bretaña también intentase ocupar el área. Sloat se alió con colonos anglosajones del norte de California quienes previamente habían declarado una República Independiente de California y habían ocupado varias ciudades clave.
El gobierno de Estados Unidos ordenó a su ejército atacar los siguientes puntos de México:
Tamaulipas,
Nuevo León,
Coahuila y otros puntos hacia el sur. También invadió Monterey (
Alta California). Por otra parte, se bloquearon los puertos de
Tampico, Carmen,
Guaymas,
Mazatlán y
San Blas, entre otros.
Batalla de MonterreyEl
7 de agosto de
1845, el Comodoro estadounidense David Connor intentó sin éxito tomar el Puerto de Alvarado, Veracruz. El
15 de octubre de
1846 volvería a fracasar en el empeño (
Batalla de Santa Teresa (1846)).
Mientras tanto, las tropas del ejército de EE.UU. (bajo el mando de
Stephen W. Kearny) ocuparon
Santa Fe (
Nuevo México); posteriormente Kearny condujo una pequeña tropa a California, donde, después de algunos reveses iniciales, se unió con las fuerzas navales bajo el mando de Robert F. Stockton para ocupar
San Diego y
Los Ángeles.
La fuerza principal guiada por Taylor continuó a través del
río Bravo hacia México, derrotando a las fuerzas de
Pedro Ampudia en la batalla de
Monterrey en septiembre de
1846, tras una fiera resistencia de los
regiomontanos que resistieron durante varias semanas.
Batalla de ChapultepecEl 23 de octubre de 1846, las tropas estadounidenses abordo de 7 buques al mando del Comodoro Matthew C. Perry, tomaron el puerto de
Frontera,
Tabasco que se encontraba sin guarnición, y el 25 de octubre enfilaron sobre la capital del estado
San Juan Bautista emplazando a las autoridades tabasqueñas a rendirse, solicitud que fue rechazada por el Gobernador Juan Bautista Traconis, iniciando así la
Primera Batalla de Tabasco, la que terminó el 26 por la tarde con una victoria de las fuerzas tabasqueñas, siendo esta una de las pocas batallas ganadas por
México en esta guerra. Los estadounidenses se retiraron hacia el puerto de
Frontera iniciando un bloqueo para impedir la entrada de víveres y bastimientos para las tropas tabasqueñas.
El Gobernador Juan Bautista Traconis, solicita al gobierno mexicano apoyo con pertrechos de guerra, pero al no recibirlos, el 9 de noviembre declara a
Tabasco separado de la nación mexicana. Sin embargo el 8 de diciembre, se levanta en la capital del estado un ácta rectificando la separación.
Al tiempo el Estado de
Yucatán se independizó por segunda vez y se produjo un levantamiento federalista en la ciudad de México, derrocándose el gobierno de
Mariano Paredes y propiciándose el regreso de
Santa Anna de su exilio cubano en diciembre de
1846, estableciéndose un nuevo gobierno con
Valentín Gómez Farías como vicepresidente.
Santa Anna marchó personalmente hacia el norte para enfrentarse a Taylor en la
Batalla de la Angostura, conocida en los EE.UU. como
Batalla de Buena Vista el 22 y 23 de febrero de
1847. A pesar de ir ganando la batalla, al caer la noche Santa Anna interrumpió el combate declarándose vencedor y emprendió una inmediata retirada (muy discutida y criticada por la historiografía mexicana) que en la práctica equivalió a una derrota y que sorprendió al mismo Taylor. Lo no discutible es que la invasión fue detenida en este punto.
Santa Anna deja a
Gómez Farías como presidente interino del país con la encomienda de que hiciese acopio de recursos para afrontar la guerra, a tal efecto en enero de 1847 se emite una ley que autorizaba al gobierno federal a apropiarse de los bienes de la Iglesia por valor de 15 millones de pesos. Ante esta ley, el pueblo y el clero se levantan en armas en la ciudad de México hasta el punto de que la muchedumbre enardecida impidió que
Gómez Farías pudiera salir del Palacio Nacional. Frente a esta situación,
Santa Anna se vio obligado a abandonar temporalmente las acciones. Ya en la ciudad de México, anuló el decreto a cambio de una aportación "voluntaria" del clero por 100 mil pesos.
Mientras tanto, en vez de reforzar las tropas de Taylor para un avance continuo, el presidente Polk abrió un segundo frente, mandando un ejército bajo el mando del general Winfield Scott en marzo de 1847, que se transportó por mar, con parte de las fuerzas de Taylor, al puerto de
Veracruz, para iniciar la invasión del centro de México.
Scott ganó el puerto de Veracruz tras un cruento bombardeo donde murieron muchos civiles, y marchó hacia la
Ciudad de México con ayuda de la
Mexican Spy Company («Compañía de espías mexicanos»), un grupo de mexicanos que apoyaron al lado estadounidense y actuaron como guías, ayudando a ganar la batalla de
Cerro Gordo.
En el otro frente, el 16 de junio de 1847, nuevamente las tropas estadounidenses al mando de Matthew C. Perry, atacan la capital tabasqueña
San Juan Bautista, desarrollándose la
Segunda Batalla de Tabasco, pero en esta ocasión sin víveres ni bastimentos militares suficientes, la capital cae en poder de los estadounidenses, y el Comodoro Perry nómbra al General Vant Brunt Gobernador de
Tabasco.
Después de que Scott tomó Puebla sin encontrar resistencia se dieron las importantes batallas de
Padierna,
Churubusco y Molino del Rey; el castillo de
Chapultepec cayó, en una defensa en la que intervinieron los jóvenes cadetes de ese plantel militar y muriendo varios de ellos, (los
Niños Héroes). Durante el asalto cayeron prisioneros los generales
Mariano Monterde (Director del Colegio Militar de México) y
Nicolás Bravo (Antaño héroe de la independencia).
La caída de Chapultepec tuvo dos consecuencias inmediatas: la ocupación por los estadounidenses de la ciudad de México y la nueva renuncia de
Santa Anna a la presidencia del país.
Fin de la guerra
Cesión Mexicana.
El Tratado de
Cahuenga, firmado el 13 de enero de
1847, en
Los Ángeles, finalizó las disputas en
California. El nuevo gobierno encabezado por
Manuel de la Peña y Peña inició las negociaciones de paz con los
Estados Unidos que culminaron con la firma del
Tratado de Guadalupe Hidalgo, totalmente redactado por
Estados Unidos; firmado en la villa de Guadalupe Hidalgo (Hoy parte de la
Ciudad de México) el 2 de febrero de
1848, el cuál finalizó la guerra y otorgó a EE.UU. el control sobre
Texas, el territorio en disputa entre
México y
Texas que comprendía toda la tierra al norte del
Río Bravo y los territorio conocidos como
Alta California y
Santa Fe de Nuevo México; apropiándose de lo que hoy son los Estados de
Arizona,
California,
Nevada,
Utah,
Nuevo México y partes de
Colorado,
Wyoming,
Kansas y
Oklahoma. Significando esto para México, la pérdida más de 800.000 millas cuadradas (más de 2.100.000 km²) de tierra, 55% de su territorio nacional. A cambio,
Estados Unidos pagaría en 3 pagos, 15.000.000 de
dólares como gastos de guerra y cubriría los daños sufridos por sus connacionales en México.
Los territorios anexados contenían aproximadamente 1.000 familias Mexicanas en Alta California y 7.000 en Nuevo México.
Combatientes [
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Ocupación estadounidense de la Ciudad de México
Durante el curso de la guerra, murieron alrededor de 12,000 soldados estadounidenses, pero sólo unos 1,700 en combate; los demás fallecieron por enfermedades y condiciones insalubres, cosa bastante habitual en las guerras de la época. Se estima que murieron 25,000 soldados mexicanos, la mayoría en combate. De un 30 a 40% de las bajas mexicanas permanece de alguna manera en el misterio.
Un grupo notable de combatientes que es recordado controversialmente, fueron los integrantes del
Batallón de San Patricio, un grupo de inmigrantes, católicos, (la mayoría de
Irlanda) que abandonaron el ejército estadounidense desde los primeros encuentros bélicos y que se pasaron al lado mexicano. Hay quienes les consideran desertores; sin embargo, otras versiones históricas plantean que no lo fueron, sino que
fueron leales a sí mismos, al sueño de ser libres que les había traído a
América[2]De acuerdo a la versión promexicana, el cambio de bando se produjo por simpatía hacia la causa mexicana, también por el recuerdo de la actuación inglesa en Irlanda, así como por el catolicismo compartido (dentro de la sociedad estadounidense, mayoritariamente protestante, los católicos estaban bajo sospecha). Muchos murieron en las sucesivas batallas de la guerra, y los que fueron capturados fueron marcados como desertores y condenados a trabajos forzados si se habían alistado antes de la declaración de guerra y ahorcados si lo hicieron después de ella. Se dieron instrucciones para que lo último que vieran fuese cuando se arriara la
bandera mexicana y se izara la
bandera estadounidense en Chapultepec. Un gran número de estos combatientes que fueron apresados ya en las últimas batallas fueron conducidos al cadalso colectivo muy cerca de la actual Plaza de San Jacinto, un jardín ubicado en el barrio de San Ángel, en la
Ciudad de México, donde hoy se alza un monumento de tributo al batallón de irlandeses.
De acuerdo a datos del Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos, el último sobreviviente estadounidense de este conflicto, Owen Thomas Edgar, murió el 3 de septiembre de
1929, a la edad de 98 años.
Implicaciones políticas de la guerra
Organización territorial de México durante la Primera y Segunda Repúblicas Centralistas. Delineado en rojo, el territorio reclamado por la República de Texas.
México perdió el 51% de su territorio durante la guerra, cediéndolo a Estados Unidos. Santa Anna huyó al autoexilio a
Venezuela. En EE.UU., la victoria en la guerra trajo un surgimiento de
patriotismo, y con la adquisición de los territorios al oeste —en 1846, Estados Unidos había adquirido la parte sur de
Oregón— parecía cumplirse con las creencias del «
destino manifiesto».
Mientras que el filósofo y escritor
Ralph Waldo Emerson rechazó la guerra como un «medio de obtener el destino de Estados Unidos», tuvo que aceptar que «la mayoría de los grandes resultados de la historia se han logrado por medios indignos». La guerra hizo de
Zachary Taylor un héroe nacional, un partidario
whig sureño, quien fue elegido como presidente en las elecciones de 1848.
Sin embargo, este período de euforia nacional no duraría mucho tiempo. La guerra había sido ampliamente respaldada en los estados sureños pero fue rechazada por los estados del norte. Esta división se desarrolló extensamente debido a las expectativas de cómo la expansión de Estados Unidos afectaría al tema de la esclavitud.
En ese tiempo, Texas reconoció la
institución de la
esclavitud, pero México no lo hizo (la
esclavitud estaba prohibida en México desde la firma de la
constitución federal de 1824). Muchos
abolicionistas (antiesclavistas) norteños vieron la guerra como un intento de expandir la esclavitud y asegurar su influencia continua en el gobierno federal por parte de los dueños de esclavos. El escritor estadounidense
Henry David Thoreau publicó su ensayo
Desobediencia civil y se rehusó a pagar
impuestos para solventar la guerra debido a que la consideraba una guerra injusta y de intereses imperialistas.
Durante el primer año de la guerra, el congresista demócrata David Wilmot introdujo una ley que prohibía la esclavitud en cualquier territorio capturado de México. Esta ley, que se conoció como el Proviso (cláusula) Wilmot causó una protesta inmediata de los sureños en ambos lados del congreso.
Para los sureños, parecía que el norte estaba dispuesto a abandonar la paridad dentro del senado, y la cláusula de Wilmot encendió la hostilidad entre las dos secciones. La ley por sí misma fue aprobada por la Casa de Representantes, pero falló en el Senado, con ambos votos en las líneas seccionales.
En
1848 los demócratas (pro esclavistas) propusieron una nueva solución al tema de cuáles territorios podrían tener permiso de esclavitud, conocida como «soberanía popular». Esto permitía a los votantes dentro del territorio a determinar por ellos mismos si permitirían la esclavitud dentro de su territorio. El Acta de Kansas-Nebraska en 1854 hizo más popular la soberanía popular de las tierras, deshaciendo el Compromiso de Misuri. En protesta de estas acciones, el Partido Republicano se organizó ese año con oponentes de la expansión de la esclavitud.
Ulysses S. Grant, que sirvió en la guerra bajo el mando de Scott, consideraría más tarde que esta guerra fue una de las causas de la
Guerra Civil Estadounidense: «La ocupación, separación y anexamiento [de Texas] fue... una conspiración para adquirir territorio del cual los estados
esclavistas pudiesen formar una unión americana». El también dijo "No creo que haya habido una guerra más injusta como la que Estados Unidos le hizo a México, era seguir el mal ejemplo de las Monarquías Europeas".
[3] Muchos de los altos rangos de la guerra de Intervención pelearon en la posterior Guerra Civil, incluyendo a Grant,
Ambrose Burnside,
George McClellan,
Stonewall Jackson y
Robert E. Lee.